martes, 4 de marzo de 2014

La polarización


Recientemente leía sobre el problema de la polarización y me puse a investigar sobre la necesidad que la gente siente de tomar partido por una u otra opción de forma estricta.
Siento la necesidad de ejemplificar con unos vecinos, los cuales tienen a sus hijos y ambos niños van a la misma escuela. Entre ellos compiten y eso crea una rivalidad entre los padres de cada uno de ellos. Como le sucedió a los Montesco y los Capuleto, mientras los adultos se enfrascan en discusiones sin sentido por su versión, los hijos no le ven mayor problema. ¿Qué hace la diferencia?
La diferencia la hace el tiempo. Sí, el tiempo de convivencia, mientras los pequeños se encuentran todo el día en una interacción escolar, los adultos se dedican a sus labores y no están obligados a encontrarse en charlas con el vecino.
La misma circunstancia hace al oriente del occidente y al norte con el sur. Conforme el tiempo pasa, viene la polarización, ambas partes toman caminos distintos para resolver sus problemas y pareciera ahora una competencia, una rivalidad.
Lo mejor que podrían hacer Obama y Putin es sentarse un fin de semana a pescar y a conocerse mutuamente. Luego frecuentarse; tarde o temprano encontrarán que son diferentes pero que tienen muchos aspectos en común. El tiempo lo arreglará. Bien haría una dinámica de integración entre capitalistas y socialistas, entre clientes y propietarios de una empresa, empleados y jefes, escritores con editoriales, padres con hijos, nueras y suegras...
Jacques Derridá lo explicaba con una frase: "Ser (lo de arriba) es una forma de ser (lo de abajo)", aplicado a todo: Ser padre es una forma de ser hijo; ser maestro es una forma de ser alumno; ser capitalista es una forma de ser comunista (o viceversa para evitar susceptibilidades); ser hombre es una forma de ser mujer; ser rico es una forma de ser pobre.
Por si no nos hemos dado cuenta, todos somos parte del mismo ecosistema, bajo el calor del mismo sol. Si algo nos divide, tiremos las barreras, las de uno y otro lado, pues las fronteras son comunes. Si no llegamos a un acuerdo integral, al menos podríamos intentar convenios, acercamientos frecuentes, porque tomar partido, como en el fútbol, es apasionante, pero no tendrías un rival si matas a tu enemigo: ese es el truco... discutir, pero saberse similares, miembros de un mismo sistema de juego. Eso es, salvo su mejor opinión, la vida misma.

Joe Barcala

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